Héroes Patriotas Falconianos
Héroes Patriotas Falconianos:
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Juan Crisóstomo Falcón:
Juan Crisóstomo Falcón y Zavarce (Jadacaquiva, estado Falcón, Venezuela,
27 de enero de 1820 - Fort-de-France, Martinica, 29 de abril de 1870) fue un
militar y político venezolano, que ejerció la Presidencia de los Estados Unidos
de Venezuela entre 1863 y 1868. Junto a Ezequiel Zamora, el Mariscal Juan
Crisóstomo Falcón lideró a los federalistas durante la Guerra Federal.
Hijo de Josefa Zavarce y José Ildefonso Falcón en el Hato de Tabe, cerca
de Jadacaquiva, estudió en el Colegio Nacional de Coro.
En 1848 ingresó al Ejército, participando en la defensa del gobierno de
José Tadeo Monagas contra la revolución liderada por José Antonio Páez; al año
siguiente fue nombrado comandante de armas de Maracaibo. En 1853 fue ascendido
al grado de general y enfrentó a la revolución del coronel Juan Garcés en la
península de Paraguaná, derrotándola en las batallas de La Salineta y Coduto. A
continuación se trasladó a la provincia de Barquisimeto, para enfrentarse a
otro jefe revolucionario, el general Juan Bautista Rodríguez, avanzando hacia
Siquisique y Carora y capturando al general Clemente Fonseca, aliado de
Rodríguez. En 1857 fue designado Jefe de Armas de la provincia de Barquisimeto
y ascendido al cargo de General de División.
Juan C. Falcón se exilia en las islas de Bonaire y Curazao en 1858.
Al triunfar la Revolución de Marzo se sanciona una nueva constitución el
31 de diciembre de 1858, y el 4 de enero de 1859 Julián Castro fue designado
presidente interino hasta las próximas elecciones.
No obstante, la situación de aparente tranquilidad fue alterada por el
estallido de la Guerra Federal en Coro (20 de febrero de 1859). Mientras tanto
Juan C. Falcón regresa en una exitosa invasión a Venezuela, que comienza en
marzo de 1859 con el desembarco de Ezequiel Zamora en la Vela de Coro y culmina
con su desembarco en Palma Sola el 24 de julio.5 Ante tales circunstancias, Castro,
apoyado por grupos «oligárquicos», realizó una serie de maniobras políticas
destinadas a mantenerlo en el poder directa o indirectamente.
Como consecuencia de la ambigua actitud de Castro ante los factores de
poder (liberales y conservadores), los grupos conservadores optaron por
derrocarlo el 1 de agosto de 1859, siendo sustituido por Pedro Gual.[cita
requerida]
Tras la muerte del general Zamora en el sitio de San Carlos, Falcón y el
general Manuel Ezequiel Bruzual (llamado el “Soldado sin miedo”) asumen la
dirección militar de las fuerzas rebeldes federales.
En la Batalla de Coplé librada el 17 de febrero de 1860, el general
Falcón fue derrotado por los conservadores del general León de Febres Cordero.
Fue junto a la previa Batalla de Santa Inés (9-10 de diciembre de 1859), el
otro gran enfrentamiento de la Guerra Federal de Venezuela.
La batalla pudo terminar siendo la derrota definitiva de la rebelión
federal, pero en cambio terminó siendo decisiva para el transcurso de la
guerra, ya que los liberales se vieron obligados a pasar de una fase de
enfrentamiento regular a una guerra de guerrillas que a la larga los llevó a la
victoria.
El 17 de junio de 1863 Falcón es designado presidente provisional de la
República por la Asamblea Constituyente de La Victoria. El 18 de agosto de ese
mismo año firma el llamado Decreto de Garantías orientado a establecer los
derechos del ciudadano, acabar con los odios políticos y afianzar la paz en el
país. Eliminó la pena de muerte, la prisión por deudas y estableció la libertad
de prensa, el libre tránsito y el voto universal para los Poderes Ejecutivo y
Legislativo. También se decretó la construcción de obras públicas y caminos.
Bajo la vigencia de la nueva Constitución venezolana de 1864, en octubre es
elegido Presidente Constitucional de Venezuela siendo sucesor de José Antonio
Páez y ratificado como tal por el Congreso el 18 de junio de 1865-89 Falcón
debió enfrentar una fuerte disidencia desde su propio movimiento, que empezó a
armarse tras la renuncia pública del Ministro de Guerra y Marina Manuel
Ezequiel Bruzual, y durante más de tres años acumuló líderes políticos y
militares en sus filas, muchos de ellos muy favorecidos por el gobierno. Los
primeros alzamientos, que tuvieron un nivel regional, fueron rápidamente reprimidos
por el gobierno. Debe tenerse en cuenta que el ejército central sumaba apenas
3.000 regulares en 1866, muy pequeño para derrotar a las fuerzas de los
caudillos regionales.
Sin embargo, debido a la cada vez más represiva administración central,
los grupos de insurrectos empezaron a expandirse por todo el país en 1867,
principalmente tras el encarcelamiento del general Manuel Ezequiel Bruzual.
Ello llevó a una alianza entre liberales y conservadores para ganar fuerzas
como oposición.
Su presidencia estuvo signada tanto por su frágil salud como por su
debilidad política.
Fue derrocado en 1868, se exilia de nuevo, esta vez en Europa para
emprender su regreso en 1870, justo cuando la muerte le sorprende.
Su última exhalación tuvo lugar en el hotel Toulouse en Martinica,
aquejado de un cáncer de laringe, y actualmente sus restos mortales reposan en
el Panteón Nacional.
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José Leonardo Chirinos:
José Leonardo Chirino (Curimagua, Falcón, 25 de abril de 1754-Caracas,
10 de diciembre de 1796) fue un zambo venezolano que lideró una fallida
insurrección en busca del establecimiento de la república en el país y la
abolición de la esclavitud. Aunque fue un hecho de carácter local, un
levantamiento que obedeció a una situación específica, propia de las
condiciones sociales generadas por la esclavitud, tuvo inspiración en las
insurrecciones de negros africanos que tenían lugar en Saint Domingue y también
en la Revolución francesa. El movimiento no se propagó más allá de una parte
del occidente del país, pero logró provocar una seria alteración del orden
colonial en Venezuela.
José Leonardo Chirino fue hijo único de una indígena libre y de un negro
esclavo perteneciente a una familia criolla de apellido Chirino; es entonces,
un zambo libre. Se casó con una esclava llamada María de los Dolores con quien
tuvo 3 hijos: María Viviana, Rafael María y José Hilario. José Tellería, rico
comerciante y síndico procurador de Coro, solía realizar viajes de negocios a
las Antillas, y en más de una ocasión Chirino se embarca como acompañante.
Parece que es en el territorio del actual Haití, donde el zambo establece un
más intenso contacto con las ideas y la práctica revolucionaria que tuvieron su
epicentro en Francia; la noticia del momento son los levantamientos de esclavos
liderados por Toussaint-Louverture y las tendencias republicanas que pugnan por
imponerse sobre el régimen colonial.
José Tellería se entera de tales convulsiones y la cuestión le preocupa,
Chirino también está al tanto, pero esto, en lugar de preocuparlo, lo estimula:
eso de libertad e igualdad tenía que estimular a alguien que jamás ha visto un
movimiento similar en Tierra Firme.1 Asimismo, estableció contacto con el
proceso que se vivía en Haití donde los negros esclavos se habían levantado
contra los blancos y estaban luchando con éxito para obtener su libertad. De
regreso a Venezuela se incorporó a un grupo de conjurados que se reunían en el
trapiche de la hacienda Macanillas (Curimagua, Edo. Falcón), entre los que se
encontraba José Caridad González, un negro congolés muy informado de las ideas
de la Revolución francesa.
Todo esto le sirvió a Chirino para encabezar el 10 de mayo de 1795 un
movimiento armado desde la mencionada hacienda. Tras el fracaso de esta
insurrección, Chirino fue perseguido y hecho preso por traición de un amigo en
agosto del mismo año. La Real Audiencia de Caracas lo condenó a la horca y una
vez ejecutada la sentencia el cuerpo de Chirino fue descuartizado el 10 de
diciembre de 1796.
Este levantamiento escenificado en la serranía de Coro por un conjunto
de esclavos e indígenas tuvo por objeto la abolición de los esclavos y la
supresión de los numerosos impuestos, así como el establecimiento de un régimen
inspirado en el haitiano (la Asamblea Nacional francesa había otorgado la
ciudadanía a los hombres libres de color en 1792).
Distintas causas dieron origen a este movimiento. La variable condición
en que se encontraban los negros, que eran unos libres y otros esclavos; la de
los indios, que eran respecto a los tributos, unos exentos y otros demorados
(la demora era la obligación de trabajar en las minas 8 meses al año). En el
trato de los unos con los otros, tanto los negros esclavos como los indios
“demorados” se daban cuenta de lo injusto de su situación. Así estaban las
cosas cuando circuló el rumor de que el Rey de España Carlos III había acordado
flexibilizar el régimen de la esclavitud; se decía que la cédula que esto
ordenaba habría llegado a Venezuela, pero las autoridades coloniales y
especialmente el Cabildo de Caracas se oponían a darle cumplimiento, por ser
atentatoria a los derechos de los propietarios.4Este rumor fue dispersado desde
1770 por un africano conocido como Cocofio. Después de su muerte en 1792, esta
constante insistencia sobre la libertad de los esclavizados fue retomada y
reactivada por los cimarrones africanos procedentes de las colonias holandesas,
francesas e inglesas. Varios centenares de estos cimarrones que se fugaron de
las colonias extranjeras se refugiaron en la región de Coro, donde existían
diferentes vías que abrían el paso a los esclavizados africanos insulares que
se liberaron.
La idea de implantar lo que entonces era conocido como "La Ley de
los Franceses", que no es otra cosa que la República, el legado
fundamental de la Revolución Francesa, va ganando adeptos entre los negros
esclavos y libres, zambos, indios y mestizos. Pero el detonante decisivo de las
convulsiones de 1795 es de orden más pragmático, más doméstico. Por esos días
ejerce funciones de recaudador de rentas Juan Manuel Iturbe, a quien suele
pasársele la mano a la hora del rigor y los castigos, y es contra esa situación
en particular, que humilla y enardece a los labradores, que Chirino se levanta
en armas. La otra figura descollante de la rebelión es el negro José Caridad
González, un hombre culto y defensor de los derechos de los esclavos.
El 10 de mayo de 1795, Chirino en compañía de José Caridad González,
gestan y comienza a expandirse en la mencionada hacienda de Macanillas, cerca
del Valle Curimagua; los alzados buscan tomar algunas propiedades de la zona,
con la idea de incorporar hombres a la revuelta antes de llegar a Coro, como lo
hacen en efecto bajo el mando de Juan Cristóbal Acosta, pues Chirino se queda
para organizar otro grupo.
Los insurgentes proclamaron
abiertamente sus objetivos:
La aplicación de la “Ley Francesa”, significando el establecimiento de
una república democrática;
La libertad de los africanos esclavizados y la abolición de la
esclavitud;
La supresión de tributos pagados por los indígenas (demora) y los
impuestos como la “alcabala”;
La eliminación de la aristocracia blanca.
El dominio ejercido por la sociedad criolla en las regiones tomadas por
los alzados entra en crisis; en las haciendas que caen en poder de estos se
impone la supresión de la esclavitud, la eliminación de los privilegios y de
los impuestos de alcabala.
La idea inicial de llegar a Coro sufre un primer contratiempo luego de
los éxitos iniciales, ya que los alzados deciden permanecer en las zonas
tomadas. En el entretiempo, la sociedad criolla tiene oportunidad de
organizarse y de conseguir refuerzos, enteradas las autoridades de que las
armas que en el llano, al sur de Coro, tomaron posiciones; llevaban, además de
otras armas de fuego, 2 cañones pedreros. Cuando los negros acometieron
desordenadamente, sus columnas fueron destrozadas. En la corta refriega
murieron 25 negros y quedaron 24 heridos.
Este movimiento, de hondas raíces sociales, llamó la atención de las
autoridades coloniales sobre las diferencias existentes y las injusticias,
particularmente en lo tocante al cobro de impuestos a las clases humildes.
Aunque fracasó, no fue estéril, porque a la postre se redujeron los impuestos y
se cobraron con sentido más humano.7Además esta insurrección es considerada por
los historiadores como el primer movimiento preindependentista de Venezuela,
que abrió el paso para los movimientos de José María España y Manuel Gual,
Francisco de Miranda y hasta para el de Simón Bolívar.
José Leonardo Chirino no llegó a tiempo para participar en el combate,
al saber la derrota se internó en la serranía, trata de reorganizarse. Escribe
al cacique y a los indios de Pecaya, pidiéndoles incorporación a la lucha y
prometiéndoles que no pagarían demora; esto es, un tributo especial de los
indígenas y que ahora se les cobraba en dinero en efectivo. Sin embargo, tres
meses después la traición de un antiguo compañero facilita su captura y es
trasladado hacia Caracas, donde la Real Audiencia lo condena a muerte por
delito de subversión. Se le condena «a muerte de horca que se ejecutará en la
plaza principal de esta capital adonde será arrastrado desde la Cárcel Real, y
verificada su muerte, se le cortará la cabeza y las manos y se pondrá aquella
en una jaula de fierro sobre un palo de veinte pies de largo en el camino que
sale de esta misma ciudad para Coro y para los Valles de Aragua, y las manos
serán remitidas a esa misma ciudad de Coro para que una de ellas se clave en un
palo de la propia altura y se fije en la inmediación de la aduana llamada de
Caujarao, camino de Curimagua, y la otra en los propios términos en la altura
de la sierra».
Su hija Viviana fue vendida por 200 pesos y a sus dos hijos los
vendieron por 120 y 150 pesos respectivamente. Y como última medida se incluye
en el escudo de la ciudad de Coro las tres cabezas degolladas y sangrantes de
José Leonardo y sus lugartenientes, como pública advertencia a quienes tuvieran
pensado levantarse contra Dios y el Rey.
La condena es realizada conforme a la tradición colonial y en
concordancia con los agravios infligidos por el alzado a los sectores
dominantes. El 10 de diciembre de 1796, Chirino es inmolado en la horca, en
plaza pública y su cuerpo fue descuartizado y colocadas sus partes en distintos
lugares.
El movimiento encabezado por Chirino y José Caridad González, fue una insurrección
que impactó política, social y económicamente a la sociedad colonial
venezolana. El legado de Chirino y de otros afrodescendientes, como José
Joaquín Veroes, Gerónimo Guacamaya, José Tomás León, Leonardo Infante,
Francisca Paula Aguado, Hipólita Bolívar, Marta Cumbale, José Ascensión
Farreras, Inés María Páez; Matea Bolívar y Pedro Camejo en diferentes tiempos
contribuyeron con la independencia, consolidación de la libertad y soberanía en
Venezuela.
Con el objeto de cumplirse en 1995, 200 años de la rebelión liderada por
Chirino, el Ejecutivo Nacional, el Congreso de la República y diversas
instituciones culturales del país, acordaron homenajear al luchador social.
Entre los actos conmemorativos, se develó una placa en el Panteón Nacional, el 10
de mayo de 1995, con lo cual quedó reconocida oficialmente su presencia al lado
de los otros próceres venezolanos.
En el 2005 fue decretado el 10 de mayo como "Día de la
Afrovenezolanidad",por el entonces presidente de la Asamblea Nacional,
Nicolás Maduro, para conmemorar 210 años de la rebelión de Leonardo Chirino en
la Sierra de Coro.
El 10 de mayo de 2015 se develó una placa del héroe en la plaza Bolívar
de Caracas en el mismo sitio donde Chirino fue ejecutado el 10 de diciembre de
1796.
El aeropuerto de Coro lleva su nombre, así como el 421 Batallón de
Infantería Paracaidista de la Fuerza Armada Bolivariana de Venezuela.
José Leonardo Chirinos - Incluido en el Cono Monetario Venezolano (2008
- 2018)
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Josefa Camejo:
Josefa Venancia de la Encarnación Camejo (Paraguaná, estado Falcón,
Venezuela, 18 de mayo de 1791-5 de julio de 1862), también conocida como La
Camejo y Doña Ignacia, fue una de las líderes que luchó, como otras mujeres de
la época, en la guerra de independencia de Venezuela apoyando la causa
patriótica.
Hija de Miguel Camejo y de Sebastiana Talavera y Garcés,4 sus padres
eran los propietarios del fundo en el que vivía, Aguaque, ubicado en la
península de Paraguaná.
Josefa Camejo asistió a la escuela en la ciudad de Coro y después fue
enviada por sus padres a Caracas a proseguir sus estudios. Allí conoció los
inicios de la independencia de Venezuela, que se produjeron el 19 de abril de
1810.
En 1811, con 20 años de edad, se traslada a vivir junto con su madre a
Barinas donde las esperaba su tío monseñor Mariano de Talavera y Garcés, que
fue secretario de la Junta Patriótica de Mérida y que tuvo gran influencia en
la educación de su sobrina.
Ante la ofensiva de los realistas, y alentada por su tío, Josefa Camejo
reunió a un numeroso grupo de mujeres que querían participar en la lucha
armada, y solicitaron al gobernador de la Provincia, Pedro Briceño del Pumar,
que se contase con ellas para la lucha, asegurándole que:
«El sexo femenino, Señor Gobernador, no teme los horrores de la guerra,
antes bien, el estallido del cañón no hará más que alentar, su fuego encenderá
el deseo de libertad, que sostendrá a toda costa en obsequio del suelo patrio
[…]»
En 1813 contrajo matrimonio con Juan Nepomuceno Briceño Méndez, debió
refugiarse del avance de los realistas trasladándose a Bogotá, donde nacería su
primer hijo, Wenceslao.
Josefa se encarga de la desocupación de Barinas, conduciendo toda la
caravana hasta su destino, si bien en la travesía murió su madre ahogada.
Embarazada, ante la masacre de Ocumare del Tuy, se traslada a Bogotá en
donde permanece hasta la batalla de Boyacá en 1819, cuyo triunfo le permite el
regreso y reunirse con su esposo.
En 1820, su tío Mariano le encarga detener la insurrección de Paraguaná,
que logra reducir, disponiendo para ello de armas y derrotando en Baraived al
jefe realista Chepito González, logrando la incorporación de la provincia de
Coro a la independencia nacional el 3 de mayo de 1821 y preparando la llegada
de las tropas del General Rafael Urdaneta.
Regresó a Barinas donde estaba su hija y su esposo que ya muy enfermo
falleció.
Aunque la historiografía ha recogido la participación de algunas mujeres
que tomaron las armas, a medida que avanza la investigación histórica con
enfoque de género, hay testimonios y cartas que demuestran que las mujeres
participaron en política, colaborando en actividades conspirativas, organizando
reuniones, actuando como correos y en acciones bélicas.
En el análisis de la participación de las mujeres en la independía de
Venezuela, debe considerarse la heterogeneidad predominante en países
latinoamericanos en los que la configuración de la ciudadanía se ha
estructurado sobre las diferencias de género, de etnia, división sexual del
trabajo y sobre la distribución desigual y el control de los recursos de poder.
Las mujeres que firmaron el escrito, además de Josefa, fueron, entre
otras, Nicolasa Briceño, María Miyares y Concepción Villafañe. Todas estaban al
corriente de los hechos políticos y de las acciones militares.
Que noticiosas de la invasión que intentan los guayaneses en el punto de
S. Fernando, y de que ha sido forzoso dirigir toda la fuerza que había de
guarnición en esta plaza a aquel apostadero
Expresaron su descontento con el hecho de que «no se haya contado con
ellas para proteger su seguridad».
Advirtiendo que la flaqueza es algo que se atribuye al sexo definido
como débil, afirmaron:
«El sexo femenino, señor, no teme los horrores de la guerra: el
estallido del cañón no hará más que alentarle, su fuego encenderá el deseo de
su libertad, que sostendrá a toda costa en obsequio del suelo patrio.»
Es el conocimiento de lo que estaba sucediendo lo que las lleva a querer
participar y a solicitar que se las destine a donde le pareciere al Gobernador
conveniente. En su respuesta del Gobernador dijo ver con agrado que se guiaran
por el sentimiento y no por el conocimiento.
«Dénsele al ‘bello sexo’ las más expresivas gracias, insinuándoseles el
agrado con que el gobierno ve sus sentimientos nacidos de un verdadero amor a
la patria, a cuyo servicio se destinará con oportunidad, ocupándosele de los
negocios que se considere más útil.»
El escrito fue publicado en la prensa con el comentario referente a que
por ser «dignas esposas, madres y amantes de los venezolanos de Barinas, no
podían ser indiferentes a la suerte de su país».
«No puede concebirse que actúen por sí mismas, porque su seguridad está
en peligro, porque individualmente se consideran capaces de hacerlo. Hasta en
el sacrificio se asume que la mujer lo ofrece por otro y que está obligada a
él, por la condición que resulta de su relación con algún hombre.»
Reconocimientos:
El 8 de marzo de 2002, Día Internacional de la Mujer, el presidente de
la República, realizó la ceremonia de incorporación simbólica de la heroína
Josefa Camejo al Panteón Nacional.
El aeropuerto internacional de Falcón, Estado en el que nació Josefa
Camejo, lleva su nombre Aeropuerto Internacional Josefa Camejo
En Coro, el monumento a la Federación Venezolana en la parte central del
monumento destaca la escultura que representa a la heroína falconiana Josefa
Camejo.
Josefa Camejo - Incluida en el Cono Monetario Venezolano (2018)
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Mariano de Talavera y Garcés:
Nació el 22 de septiembre de 1777, en Santa Ana de Coro, Edo. Falcón.
Hijo de Andrés de Talavera Pérez y de Josefa Garcés de la Colina.
Estudió en la Real y Pontificia Universidad de Caracas; luego el 8 de
diciembre de 1797 obtuvo el grado de Maestro en Teología; y tres años más tarde
el doctorado en Teología.
Estuvo en el curato y vicaría de Barinas y posteriormente recibió orden
de trasladarse a Mérida como secretario del cuarto obispo de aquella diócesis.
Redactó la primera Constitución Federal y firmó el decreto de erección del
Colegio Real de San Buenaventura en Universidad y juramentar como Rector
vitalicio de la misma al obispo Santiago Hernández Milanés. Tras la pérdida de
la Primera República, trató de refugiarse en Nueva Granada, Colombia pero allí
fue arrestado por los realistas y enviado a las bóvedas de la Guaira, Edo.
Vargas, donde permaneció hasta 1815, cuando fue favorecido por un indulto del
oficial español Pablo Morillo. Luego viajó a Coro y allá se residenció varios
años. Cuando los patriotas ocuparon Maracaibo, Edo. Zulia, aprovechó una
imprenta y editó el semanario “El Correo Nacional”, primer periódico zuliano
(1821-1822) y el “Concordia del Zulia”. En 1823 viajó a Bogotá, Colombia como
diputado al Congreso de la Gran Colombia en representación de la Provincia de
Coro y al siguiente año, el General Francisco de Paula Santander,
vicepresidente encargado de la Presidencia de la República, lo propuso para la
vacante de la Catedral de Bogotá. En 1827 presidió la Cámara de Diputados y ese
mismo año, el Congreso de Colombia lo postuló ante el Vaticano para ocupar la
vacante episcopal de Guayana, pero el Papa León XII, en diciembre de 1828, lo
preconizó sólo Obispo de Trícala (como obispo, el título es honorífico) y
Vicario Apostólico de Guayana. Se posesionó de la Diócesis de Guayana el 8 de
marzo de 1830. Luego el episcopado venezolano se negó a jurar la nueva
Constitución (1830), por lo que fueron expulsados del territorio nacional los
prelados Ramón Ignacio Méndez, de Caracas; Buenaventura Arias, de Mérida y él.
Superadas las divergencias el epizcopado retornó a Venezuela en 1832, a
Caracas. Después regresó a Angostura, Edo. Bolívar, y fue recibido por el
gobernador Ramón Contasti, respaldado por Tomás de Heres, comandante de Armas y
héroe de la independencia. Es oportuno aclarar que Guayana en ese momento
estaba dividida en dos bandos políticos: los liberales (Filántropos), dirigidos
por Juan Bautista Dalla Costa, y los conservadores (Antropófagos), liderados
por el General Tomás de Heres. Cuando Tomás de Heres fue asesinado el 9 de
abril de 1842 de un disparo, Monseñor de Talavera estaba de visita, y el cuerpo
herido del General cayó en sus brazos. Posteriormente renunció al cargo que
ejercía en Angostura y ya aceptada su renuncia, se fue a vivir a Caracas en
1842. Posteriormente apoyó un movimiento que ya se había puesto de manifiesto
con la llegada de Rafael Urdaneta y José Laurencio Silva, dirigido a sustituir
el nombre de Angostura por el de Ciudad Bolívar, Edo. Bolívar, en homenaje al
Libertador Simón Bolívar, cuyos restos iban a ser trasladados ese año de Santa
Marta, Colombia a Caracas.
Con la llegada al poder del General Carlos Soublette a la presidencia de
la República, Monseñor de Talavera, por decisión del Congreso Nacional, hoy
Asamblea Nacional, pasó a formar parte del Consejo de Estado. En 1855 fundó el
semanario “Crónica Eclesiástica”.
Monseñor Mariano Talavera y Garcés falleció en Caracas, el 23 de
diciembre de 1861.
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Don Martin Manaure o Diao Manaure:
El Cacique Manaure era un patriarca y potente jefe del Occidente
venezolano, de sabia administración para la prosperidad de sus regiones. Este cacique
jamás empeñó palabra que no cumpliera y era considerado un hombre pacífico y
negociante que apreciaba la paz como sistema de vida.
Manaure fue jefe de la nación caquetía o caiquetía, la cual estaba
ubicada en la zona que hoy ocupa el estado Falcón.
Manaure tuvo una hija Judibana, que se casó con el cacique Hurehurebo de
Paraguaná, que al igual que el Cacique Manaure fue bautizado el 26 de julio de
1527, Día de Santa Ana de Coro.
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Juan Garcés:
Ilustre paladín de la guerra de la independencia y hombre de brillante y
oportuna actuación en el movimiento emancipador de Coro. Nació en Pueblo Nuevo
el 06 de mayo de 1799, siendo sus padres Don Enrique Garcés y Doña María Josefa
Manzano.
Llego al rango de
Coronel, lucho junto a Falcón cayendo el 16 de julio de 1854.
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Coronel: Segundo Primera:
Fue de los factores decisivos del triunfo insurreccional de 1821, al
sumarse a la revolución. Militar honesto, generoso, valiente de firmes
convicciones, constitucionalista a carta cabal. Lucho contra los reformistas de
1835 y el más distinguido de los combatientes en Naguanagua donde fue ascendido
a coronel.
Fue desterrado por los Monagas a la isla de Aruba, donde “anciano y
pobre murió olvidado por todos”.
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General: José del Rosario González:
Nació en el Hato de Urupaguaducto en Pueblo Nuevo el 19 de marzo de
1798. Toda su juventud la trabajo en el Hato de Aguaque de los padres de Josefa
Camejo donde cariñosamente le decían Chayo González. Se unió a las filas de “La
Camejo” batallando en innumerables batallas, para el 15 de septiembre de 1821
llega al grado de Sargento y el 07 de marzo de 1824 a Teniente; las insignias
de mando de Comandante, de una Compañía de Escuadrón de Dragones hasta 1827,
que recibe en Caracas “Letras de Retiro” con las cuales regresa a Paraguana.
Fue miembro del Consejo de Estado creado por el General Falcón el 24 de
junio de 1863; el 21 de septiembre nombrado Ministro de Guerra y Marina
Interino, ratificado titular el 17 de marzo de 1864; en abril es nombrado
Segundo Designado, y calificado con los Generales Juan Antonio Sotillo y José
Desiderio Frías “Fieles Soldados de la Democracia” y el 3 de mayo de 1864 por
ausencia del General: Falcón y del Primer Designado, es llamado el General González
para desempeñarse como presidente de la Republica.
Posterior a cumplir con esta misión y fuertemente enfermo regresa a Coro
con su esposa Doña Eusebia Bracho de González muriendo el 23 de agosto de 1864.
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Comandante: José Francisco Petit:
Fue el militar que el 3 de mayo de 1821, cuando la Camejo se dirigía a
Pueblo Nuevo a comprometer a Segundo Primera con el movimiento revolucionario,
se presentó con un grupo de doscientos milicianos a respaldar la acción de la
Heroica Camejo. Anteriormente había militado en las Tropas Realistas comandadas
por Manuel Carrera y Colina. Desde 1821 fue republicano, alcanzando el grado de
Comandante y cuando estaba listo para su ascenso a Coronel fue asesinado en el
camino tendido entre su hato y Pueblo Nuevo.
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Tirso Salaverria:
Nace en Coro (Edo. Falcón) en 1821 y Muere en Coro (Edo. Falcón) en
15.7.1901
Militar que con el grado de teniente coronel participó en el Comité
Revolucionario que el domingo 20 de febrero dio el grito de «Federación» en la
ciudad de Coro, iniciándose de esta manera la Guerra de los Cinco Años o Guerra
Federal.
Diputado por Coro ante la Asamblea Nacional de 1863, figuró entre los
firmantes de la Constitución de 1864, año en que el mariscal Falcón, presidente
de la República, decretó concederle una espada de honor por los servicios
prestados a la causa de la «Federación». En cuanto a su actuación luego de este
reconocimiento, tenemos que se desconoce por lo menos hasta julio de 1884,
fecha en que fue designado primer comandante del resguardo de La Vela (Edo.
Falcón).
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Antonio Maceo:
“Nació el 14 de julio de 1845.” “Murió el 7 de diciembre de 1896.”El
General Antonio Maceo y Grajales (Santiago de Cuba, 14 de junio de 1845 - Punta
Brava, 7 de diciembre de 1896) fue el segundo Jefe Militar del Ejército
Libertador de Cuba. Conocido como «El Titán de Bronce», Maceo fue uno de los
líderes independentistas más destacados de la segunda mitad del siglo XIX en
América Latina.
https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Cris%C3%B3stomo_Falc%C3%B3n
https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Leonardo_Chirino
https://es.wikipedia.org/wiki/Josefa_Camejo
http://venezuelaehistoria.blogspot.com/2016/12/mariano-de-talavera-y-garces.html
BEAUJÓN, Oscar. (1982) HISTORIA DEL ESTADO FALCÓN, Caracas,
Ediciones de la Presidencia de la República. Pág. 163 - 168. 1ra Edición
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